Desde el tercer cordón
industrial del Gran Buenos Aires llega mi héroe para inaugurar el género de la
canción absurda. Desde allí donde los barrios se hacen campo y la cumbia
resuena entre la atmósfera parrillera, llega Willy.
Nació en Los Polvorines
(Buenos Aires, Argentina) hace tantos años que mejor no recordarlo y aún hoy
vive allí. Estudió guitarra a los 8 años y sospecho que desde entonces su técnica
no ha evolucionado. Durante 20 años estuvo parado, alternando sus tareas de
cantautor con la sega del pasto y los estudios universitarios (se matriculó en
Derecho en la UBA en 1985 y recibió el título de abogado en 2007).
Willy le canta al amor,
al mate, a la amistad, a los barrios populares, a las chicas, al vino, a su
diario y hasta a un tapón de Coca-Cola. Tierno, surrealista y marginal, me
animo a decir que Polvorón es ya la revelación de la música argentina de
comienzos de siglo XXI. La novedad de Willy no sólo está en las letras sino en
la música: es una mezcla magistral de estilos denominada rocanfolk que se
desliza hacia géneros tan dispares como la balada, el punkrock, la cumbia o el
cuarteto según la ocasión.
Polvorón no es
humorístico, aunque todavía estamos buscando a la persona que no se ríe
escuchando sus canciones. Polvorón no inventó un personaje: es un personaje.
Polvorón no es ni alto ni rubio ni guapo ni dotado de una buena voz, sino mas
bien todo lo contrario, pese a lo cual (o tal vez por lo cual) cada vez tiene
mas seguidores.
Bienvenidos a la fiesta
del tercer cordón y no olvidéis nunca la máxima de nuestro héroe: "La
vida es una sucesión de asados".
Sin más se
despide hasta la próxima entrada El
misterioso hombre de las fricadas.
El pasado domingo 11 de noviembre tuve el placer de asistir al concierto de Roy Hargrove Quintet dentro del prestigioso Festival Internacional de Jazz de Granada, festival que se ha visto muy mermado por la crisis en cuanto a número de actuaciones se refiere pero que contaba con grandes nombres en el cartel como Jorge Pardo, Miles Smiles y el propio Roy.
La cosa pintaba muy bien, era en el teatro Isabel la Católica, un gran escenario para un gran concierto. Sobre él, el piano de Sullivan Fortner, Ameen Saleem al contrabajo, a la batería Quincy Phillips, con el saxofón Justin Robinson y por ultimo a la trompeta el tejano Roy Hargrove. Tenía, para mi gusto, lo justo y necesario para hacer buen Jazz, ni más ni menos.
El concierto empezó con dos temas muy alternativos y algo duros para el público, pero rápidamente encontraron la conexión perfecta con los asistentes, el teatro, que estaba hasta la bandera, no paro de vibrar, era imposible quedarse quieto en el asiento sin que la cabeza, una mano o los pies se te fueran solos al ritmo que marcaban los músicos.
Los músicos a nivel individual estuvieron a un alto nivel, excepto el saxofonista Justin Robinson que según mi opinión, no sabe improvisar. cada vez que Justin hacía un solo de saxo era exactamente igual que el anterior, siempre repetía los mismos acordes y sin seguir el ritmo que marcaban sus compañeros, pero también hay que decir en su favor que dentro de las canciones, el saxo si sonaba como los ángeles El batería fue una de las grandes sorpresas, hizo lo que tenían que hacer todos los baterías que es no llamar la atención cuando no es el momento. Se dedicó a tocar llevando un ritmo espectacular y no haciendo nada de "ruido" durante la canción, con las escobillas fue sublime y tuvo su momento de protagonismo con un gran solo de batería a mitad del concierto. El piano estuvo en su linea, muy bueno pero sin destacar mucho. El contrabajo fue junto con el batería y la trompeta de Roy lo mejor del concierto. Pienso que el contrabajo es un instrumento fundamental en el jazz y que poca gente aprecia.
Por último, qué decir de el gran trompetista, es sin duda uno de los mejores trompetistas mundiales del momento y está marcando historia. Saco a relucir su bonita y particular voz un par de veces y en el ultimo tramo del espectáculo se bajo del escenario con el saxofonista y fueron tocando mientras se paseaban por el patio de butacas, un detalle que emociono al publico asistente.
En resumen fue una hora y tres cuartos de buen jazz como el de antiguamente, con toque funky y algo alternativo al principio. No tuvo desperdicio.
Inauguraré mi pequeño
espacio en este distinguido y visitado blog con, para mi forma de entender la
música friki, un estelar tema de un
grupo que sentó cátedra en la década de los 90 e hizo evolucionar la cumbia
hacia un estilo propio e imitado que denominarían quebradita. Hablamos
evidentemente del conjunto Vaqueros Musical y en este caso de su mega hit “Pamela Chu”.
Echaremos un vistazo a
la historia del grupo para aquellos que por desgracia aún no los conozcan o no
tengan referencia de ellos.
Vaqueros Musical surge en el año del 80 en Nayarit. Formada por un grupo de
amigos que crearon la banda sinaloense sintetizada, en ese tiempo, son
descubiertos por la discográfica Fonorama, con la cual duran hasta comenzar los
90,década en la cual son invitados a formar parte de Musart, misma discográfica
para la cual han grabado artistas como Joan Sebastián, Grupo Laberinto,
Cuisillos (muy conocidos en Sudamérica). Entrando al nuevo milenio salen de
Musart y vuelven a Fonorama para dejar esta como su sello discográfico
permanente.
Del género
que esta banda creó, surgió un estilo alegre y movido el cual más tarde se
llamaríaquebradita, y sería lo
que se pondría de moda en la década de los 90, ya que acaparó la atención y se
fue haciendo cada vez más popular entre los jóvenes.
Este ritmo es una clase de cumbia con doble
compás interpretado conbanda
sinaloense, pero esta banda la interpreto sustituyendo algunos elementos de
viento por electrónicos, lo cual le dio un sonido más evolucionado y distinto
al que se estaba acostumbrado.
Sin más se
despide hasta la próxima entrada El
misterioso hombre de las fricadas.